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Madre Estefana Ibáñez, una misionera que dejó huellas de su obra en Andacollo

15 octubre, 2021

Este martes recién pasado la noticia del fallecimiento de la Madre Estefana Ibáñez López, conmovió a la comunidad andacollina, pues la religiosa desarrolló su labor misionera en nuestro pueblo.

La Madre Estefana murió en Valladolid a los 94 años de edad, de los cuales 77 estuvieron consagrados a Dios, dejando grandes recuerdos por su labor  humanitaria, educativa, evangelizadora y social en pos de  niños, niñas, hombres, mujeres y adultos mayores que  requerían de ayuda espiritual o material.

La Misionera Corazón de María llegó a mediados de la década del  80 a Andacollo donde impartió clases de matemáticas a varias generaciones de la recordada Escuela Particular de Niñas N°2. Como profesora de química fue precursora al crear el laboratorio de ciencias y  realizar cultivos  hidropónicos.

En lo humanitario destacó su activa participación encabezando la acción social de la Parroquia, junto a un grupo de  voluntarias realizaban rifas y baratillos de  ropa de forma mensual para obtener recursos destinados a apoyar a familias de escasos recursos.

Durante la misa celebrada en su memoria el miércoles, una de sus hermanas religiosas, Monserrat Gotés, resaltó que “impulsó  la  formación de la  Agrupación la Alegría de  Vivir, para aquellas familias con hijos o  hijas con discapacidad. Como ella sabía hacerlo  muy  bien, puso al servicio todos sus  talentos y les acompañó cada semana en muchas actividades”.

Dentro de su labor pastoral es recordada por ser la guía espiritual de la comunidad cristiana San José Obrero del  sector de Chepiquilla, a quienes ayudó en su  formación y también en la construcción de la capilla que  fue inaugurada en mayo de 1988, convirtiéndose en una de las Fiestas Patronales tradicionales que se celebra el  1° de mayo desde hace 33 años.

Finalmente, la Madre Monserrat dijo que “agradecemos a Dios por haberla traído a Chile, por haber caminado a su lado, por haber aprendido de ella y por ser testigos que el amor de Dios es para entregarlo a los  demás y que vale la pena gastar la  vida por su Reino. Estefana, damos gracias a Dios por  tu  vida, sencillez y  porque  Dios te puso en nuestro camino. Para todas las personas y familias que compartieron aquí,  en Andacollo  y que te llevan en el corazón, sé que nuestras palabras les resultarán insuficientes. Pero  tengan todos la certeza de que ella les llevó en su corazón siempre y hoy más que  nunca intercederá ante Dios por todas las realidades que aquí conoció”.

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