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Cientos de fieles se congregaron este sábado para celebrar a la Patrona de Chile

18 julio, 2016

Como cada 16 de julio, los devotos de la Virgen del Carmen se congregan a celebrar esta fiesta patronal. En nuestra comuna se realizó una procesión que comenzó a las 16:00 horas con una imagen restaurada y acompañada por los bailes religiosos de Andacollo.

Cientos de devotos se congregaron en la Plaza de nuestra comuna para recorrer las calles principales acompañando la imagen de la Virgen del Carmen para posteriormente participar de una Santa Misa en la Basílica Menor.

Historia

Su nombre viene del Monte Carmelo, situado al noreste de Palestina, junto al mar en el puerto de Haifa. Allí vivió, antes de Cristo, el Profeta Elías y otros testigos que lo seguían, dedicándose a la oración, y alabanza a Dios. La Sagrada Escritura nos cuenta este episodio en la vida del Profeta ocurrido en el Monte Carmelo (I Reyes 19, 41-46).

A fines del siglo XII se forma la orden de las Carmelitas o «Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.» Ellos emigran de Palestina a Europa. Allí se aparece la Virgen María a San Simón Stock en 1251, acompañada de una multitud de ángeles y llevando en sus manos el Escapulario de la Orden.

A Chile llega la devoción a la Virgen del Carmen en 1680, traída por los misioneros agustinos. La primera cofradía del Carmen se funda en Concepción en el año 1643 se hacen colectas y oraciones en todo el país, para traer a las monjas carmelitas y construir el primer templo a la Virgen del Carmen. Se extendió a Santiago en 1647. Pero su mayor auge lo adquiere esta devoción en el siglo pasado, y especialmente en el tiempo de la Independencia.

El 16 de julio de 1810, festividad del Carmen, renuncia el último Gobernador español, don Antonio García Carrasco. El 5 de Enero de 1817 se realiza la solemne presentación de la Virgen del Carmen como Patrona del Ejercito de los Andes y San Martín le entrega el bastón de mando. En la víspera de la batalla de Chacabuco, Bernardo O´higgins, reiterando el juramento hecho en Mendoza, proclama a Nuestra Señora del Carmen «Patrona y generalísima de las Armas de Chile,» y el 14 de marzo de 1818, en una situación de especial peligro, se renueva en forma solemne la proclama de Patrona de la Nación y se promete erigirle un Santuario, que será el sello de la alianza. «en el mismo sitio donde se realice la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario a la Virgen del Carmen. (Fuente: www.iglesia.cl)

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

(Monseñor Ramón Ángel Jara)

¡Oh Virgen Santísima del Carmen!. Llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado.

Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha concedido a nuestra Patria, ha sido señalaros a Vos por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina. Por eso a Vos clamamos en todos nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. Vos sois la Madre de la Divina Gracia, conservad puras nuestras almas; sois la Torre poderosa de David. defended el honor y la libertad de nuestra Nación; sois el refugio de los pecadores, tronchad las cadenas de los esclavos del error y del vicio; sois el consuelo de los afligidos, socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; sois el auxilio de los cristianos, conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia, en especial a sus Obispos, sacerdotes y religiosos.

Desde el trono de vuestra gloria atended a nuestras súplicas, ¡oh Madre del Carmelo! Abrid vuestro manto y cubrid con él a esta República de Chile, de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa. Os pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; la inocencia para los niños; y para la juventud, una cristiana educación.

Apartad de nuestras ciudades los terremotos incendios y epidemias; alejad de nuestros mares las tormentas, y dad la abundancia a nuestros campos y montañas.

Sed el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos y el amparo de los ausentes y viajeros. Sed el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas, la protectora especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio.

¡Oídnos pues, Reina y Madre Clementísima! Y haced que viviendo unidos en la vida por la confesión de una misma fe y la práctica de un mismos amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados de esta patria terrenal a la patria inmortal del cielo, en que os alabaremos y bendeciremos por los siglos de los siglos. Amén.

Foto: Gina Videla

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