Don Erasmo Pastén junto a su esposa Rosa Véliz, hace más de 20 años decidieron recuperar y revitalizar una antigua pertenencia rural que había estado en su familia materna desde mediados del 1800.
Es así, como en 1998 llegaron a vivir a La Chépica, lugar que colinda con Tablelume, El Limar y Los Negritos. Con mucho esfuerzo, don Erasmo y doña Rosa lograron dar vida al sector a través de la recuperación de aguas, lo que ha permitido que los cultivos florezcan y que los animales crezcan.
En su huerto hay árboles frutales como granados, duraznos, vides, olivos, limones y hierbas medicinales, además de un sembradío de alfalfa con la que alimenta al ganado.
Las raíces de este hermoso lugar se remontan entre los años 1850 a 1900, pues el abuelo de don Erasmo formó su familia en La Chépica. Durante la primera mitad del 1900 la población de habitantes era muy numerosa en el sector y en los caseríos colindantes, que incluso llevó a la creación de una escuelita para los niños, que fue levantada con ayuda de los vecinos, incluso don Erasmo asistió al establecimiento.
Este andacollino pasó su infancia entre estos cerros y quebradas, recuerda sus juegos y traslados a “pie pelado” a Andacollo para ir a clases a la Escuela de Niños N°1, por eso con el pasar de los años fue un anhelo de él volver a la tranquilidad que ofrece la vida del campo.
Para don Erasmo y su esposa Rosa, lo que han logrado levantar durante estos años es lo más preciado, su sueño es que perdure como está actualmente y que las futuras generaciones de su familia cuiden y conserven este pulmón verde.