Con cariño y mucha alegría la semana pasada nos visitó el sacerdote andacollino Padre Haroldo Zepeda Urquieta, quien estuvo de vacaciones compartiendo junto a su familia, además de reunirse con ex colaboradores que lo acompañaron en sus once años como Rector y Párroco del Santuario de Andacollo.
El misionero claretiano actualmente desarrolla su labor pastoral en la Parroquia Basílica Corazón de María de Antofagasta y cada año regresa para reencontrarse con sus seres queridos en esta tierra que lo vio nacer.
Su amor por la comuna es una característica que se vio reflejada con creces durante los once años que estuvo a la cabeza del Santuario desde 1991 al 2002, período en el cual impulsó varias obras de mejoramiento como la restauración de la fachada de la Basílica e instalación de adocretos en el patio exterior, renovación de la pintura interior y reparación de las torres del templo chico.
En lo pastoral desarrolló un gran trabajo de apoyo con las comunidades cristianas de los distintos sectores y fortalecimiento de los grupos de catequesis familiar, de sacramentos y juvenil de la Parroquia. También estuvo a cargo de celebraciones que marcaron un hito en la Historia del Santuario como el otorgamiento al Templo Grande del título de “Basílica Menor” (en 1998), la conmemoración de los 100 años de la llegada de la Congregación claretiana (año 2000) y la celebración del centenario de la coronación canónica de la Imagen de la Chinita en el año 2001.
“Once años estuvimos acá sirviendo a nuestro pueblo sirviendo en el Santuario, con la colaboración de tanta gente, no es solo él que está al frente, sino la comunidad y hubo gente muy comprometida que asumió su compromiso de cristiano que da el bautismo, y también el compromiso de tener nuestro pueblo bien formado con el compromiso que crezca mejor y que cada familia viva dignamente”, comentó el Padre Haroldo.
Por su guía espiritual e incasable trabajo en pos de los más desposeídos de nuestra comuna, un grupo de personas impulsó con las autoridades municipales que el conjunto habitacional de casas tuteladas de Adultos Mayores llevará su nombre. “Yo agradezco a las personas que hicieron posible colocarle mi nombre a esas casas que acogen a las personas mayores, a las personas que han hecho un camino y que necesitan de un espacio, de un lugar donde descansar, donde dormir y donde reciben cariño”, concluyó el religioso.