Nuestra comuna desde tiempos pre hispanos ha sido generosa en la producción de minerales, los pirquineros son el testimonio del esfuerzo de aquellos hombres que aún extraen de manera artesanal el oro y el cobre en estas montañas.
Del lavado de oro se pasó al maray, del maray al trapiche; hoy todavía en Andacollo quedan algunas plantas de trapiches que con esfuerzo y sacrificio ofrecen sus maquinarias a los pequeños mineros.
Una de esas plantas, está ubicada en “Las Arenillas” y es dirigida por una mujer, Ximena Amenábar, heredera de una tradición minera y nieta de un recordado empresario, Don Beltrán Amenábar Carvallo.
La planta existe desde la década de 1930, posteriormente es adquirida por su abuelo en el año 1963, actualmente continúan procesando los minerales de oro y cobre. “Es una tradición familiar seguir en la minería a pesar de los difíciles momentos que se están pasando ahora, está complicado y los principales factores que hacen que decaiga el sector son los precios y las exigencias”, explica Ximena.
Ella nació y creció, junto a esta actividad iniciada por su abuelo, continuada por su padre y hermano, se siente orgullosa y responsable de cuidar el legado que entregó don Beltrán por tantos años a nuestra comuna, especialmente recordado por sus trabajadores de la Mina Hermosa.
Su abuelo Beltrán, nacido en La Serena, llegó a trabajar a Andacollo a la Mina Hermosa que era propiedad de su padre don Luis Amenábar Ossa, allí potenciaría esta faena que llegó a contar con numerosos empleados, quienes destacan el trato familiar y justo que les daba este empresario.
De esos años Ximena comenta “que la Mina Hermosa, fue un yacimiento importante acá en Andacollo, de mi abuelo destaco su cercanía con la gente, su ayuda, fue una gran persona, muy recordado por sus trabajadores por su cercanía. Él tenía una gran empresa y muy familiar, porque era un hombre muy cercano a todos sus trabajadores”.