En una ceremonia solemne finalizó el tercer taller organizado por la agrupación Cullu Anta, a través de su proyecto CAT “recuperación y revitalización de talleres ancestrales”.
El taller de telar mapuche permitió que los y las participantes pudieran aprender sobre la técnica witral, un arte que permite traer al presente conocimientos ancestrales y mantenerlos vigentes en las nuevas generaciones. Con entusiasmo y trabajo, 23 participantes recibieron sus diplomas de reconocimiento, tras haber finalizado con éxito esta etapa de la adquisición de una nueva habilidad.
El taller tuvo participantes de distintas edades, desde los 14 a los 73 años, ya que, según la agrupación, se quería abordar de manera transversal a la comunidad andacollina. Al respecto, Romina Cortés, presidenta de la agrupación Cullu Anta, explicó que, “las y los participantes pudieron desarrollar y aprender la técnica del telar mapuche. Desde un principio se invitó a toda la comunidad y grupos etarios, para que todos pudieran aprender y eso fue muy importante, porque permitió diversificar esta técnica”.
El proyecto CAT “recuperación y revitalización de saberes ancestrales”, contempla una serie de talleres, de los cuales ya se han desarrollado 3, en relación a la comida, medicina y ahora telares. La idea es poner en valor los conocimientos de antaño y rescatar la cultura y el patrimonio indígena.
Por eso, Katherine Segovia, asesora técnica de la mesa CAT, indicó que, “nos pareció una iniciativa super interesante, y por eso desde el primer día decidimos apoyarla y hacer el acompañamiento técnico que necesitaban. Después, en la votación comunal ganaron su proyecto y ahora hemos estado acompañando en los 3 talleres que han realizado. Quiero felicitar a todas las integrantes de la agrupación Cullu Anta y a las personas que han participado en estos talleres”.
Asimismo, Ruth Becerra, tejedora de telar mapuche y gestora cultural, quien fue la profesora del taller, expresó su gratitud y sostuvo, “en este taller rescatamos las técnicas de nuestros antepasados y lo enseñamos a este grupo. Para mí fue un placer, una alegría, conocí a mucha gente hermosa y con mucha tradición y herencia minera. Cuando comencé a enseñarles esto al grupo, les comenté que el telar es como la vida, y eso lo comenzaron a ver en sus propias realidades”.
En este sentido, Silvia Cortés, participante del taller e integrante de la agrupación Cullu Anta, confirmó lo señalado por la tutora, y enfatizó en que esto, “fue una experiencia muy bonita, porque es un nuevo aprendizaje. Como decía la profesora, el telar es como tejer tu vida, es muy difícil, pero después pude entender y yo lo logré. Creo que fue algo muy enriquecedor, porque además compartimos con todo el grupo”.
Una instancia de aprendizaje de nuevos conocimientos y habilidades ancestrales, que permitirá, sin duda, nuevas posibilidades a las 23 personas que se certificaron y que participaron con responsabilidad y entusiasmo en cada clase preparada por su profesora Ruth, y coordinada por la agrupación Cullu Anta.