La conmemoración religiosa se realiza cada 3 de mayo, donde se recuerda el descubrimiento de la cruz donde murió Jesucristo.
La Santa Cruz de Andacollo tiene una historia particular, y es que según detallan los archivos del Santuario, en el año 1850 un vecino católico que estaba enfermo se aferró a la fe y a la devoción de la cruz, fabricando una, incluso, con sus propias manos. Vecinos y vecinas de Andacollo veneraban la cruz de madera y faltaba espacio para recibirlos a todos, por lo que, más tarde, se construyó una capilla en El Tome y su figura principal era una cruz más grande que en su centro llevaba incrustada la sencilla cruz de madera confeccionada por Apolonio Gallardo.
Con el paso del tiempo, y debido a la actividad minera en dicha localidad, la capilla cedió y los habitantes de El Toro, un campamento aurífero creado en los años 30, solicitó el traslado de la cruz a su capilla, lugar donde se mantuvo hasta hace un tiempo. Actualmente, la Cruz se encuentra en custodia del Santuario, a la espera de ser trasladada a su lugar definitivo.
En este sentido, el padre Fernando Vega, rector del Santuario de Andacollo, retomó la tradición de hacer una procesión con la réplica e la imagen de la Virgen, el primer domingo de cada mes, y, en esta ocasión, fue más especial, ya que se hizo con la compañía de la Santa Cruz de mayo. Al respecto, el padre Fernando señaló, “desde hace un tiempo tenemos en nuestra custodia la cruz de la capilla de El Toro. Queremos que la comunidad sepa que está en la Basílica, viernes y sábado la hemos venerado por ser la fiesta de la Santa Cruz. Tiene sentido el hecho de que la procesión se haga con la cruz, siempre nosotros como peregrinos seguimos a Jesús que dio su vida por nosotros en la cruz, y María nos acompaña en este camino”.
Sin duda, una instancia significativa y emotiva para los peregrinos que acompañaron esta conmemoración, además, asistieron 25 bailes religiosos de la zonal de La Serena, quienes veneraron ambas imágenes de fe y devoción.