Don Juan Carlos Vicencio Juárez, es un emprendedor, que luego de vivir 35 años en Inglaterra, volvió a Andacollo. Es un amante de la naturaleza y su mayor sueño es poder reforestar el Cerro El Curque.
La historia de don Juan Carlos es una de esfuerzo y superación, pues el año 1978 partió a Inglaterra, donde comenta que realizó variados oficios y agradece mucho a ese país ya que pudo criar bien a sus hijos y nietos que nacieron allá.
Debido a todas las vivencias que acumuló en el país europeo, cada vez que visitaba Andacollo fue gestándose el sueño de crear un pulmón verde para la comunidad. Ya con su regreso definitivo se dedicó a materializar esa idea a través de un diseño para la reforestación del cerro “El Curque” proyecto presentado al Concejo Municipal y posteriormente, a través de la Mesa Medioambiental se logró hacer una prefactibilidad.
Don Juan Carlos, como un andacollino nacido y criado, en esta tierra que tanto ama decidió volver al pueblo y a sus raíces. “Mi idea es dar a conocer más los alrededores, que el turista conozca al Andacollo verdadero, porque es muy lindo, lo que pasa es que no lo hemos explorado y no lo hemos sabido explotar. Subir al cerro El Curque da una visión muy hermosa del pueblo y la cordillera”, comentó este emprendedor.
Actualmente, en su amplio terreno ubicado en el Curque Alto, camino al Observatorio Collowara, está construyendo un nuevo atractivo turístico para Andacollo, que constará de una cabaña, tinajas y camas de cuarzo, todo rodeado de la más bella naturaleza.
Por otra parte, dentro de todos sus proyectos personales don Juan Carlos se da tiempo para desempeñarse como dirigente comunitario, siendo el actual Presidente de la Junta de Vecinos de El Curque Alto, de esta labor señaló que “es lindo trabajar acá en El Curque Alto, porque es una junta que quiere trabajar, hay varias chicas que quieren aprender y con una voluntad inmensa entonces está el apoyo”.
Finalmente, don Juan Carlos como todo emprendedor señaló que hay que ser valiente y continuar hasta el final con los sueños, porque con esfuerzo pueden transformarse en realidad “es cosa de ir trabajando y mantener nuestras propias convicciones como personas, sin olvidar de dónde venimos”.