El viernes 27 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, también Jornada de santificación sacerdotal, los presbíteros iniciaron la peregrinación delante de la Basílica Menor, para celebrar la Eucaristía en el “camarín”, delante de la imagen de la “Chinita de Andacollo”, viviendo intensamente su Jubileo.
Desde la lejana Combarbalá -parroquia situada a 150km-, hasta pisco Elqui -a 90 km- temprano arribaron desde los diversos puntos de la Arquidiócesis, que comprende una 40.579 km2, para vivir con fe y devoción esta profunda jornada.
Concluidos los ritos iniciales en el pórtico de la Basílica Menor, con himnos alegres, llegando al “camarín” y visiblemente emocionados saludaron los sacerdotes a la Virgen Santa, para proseguir acogiendo la Palabra del Señor y, después de las palabras introductorias del Arzobispo René Rebolledo Salinas, los bellos y profundos testimonios de un sacerdote religioso, Jijo Zacharias, procedente de la India; y los diocesanos José Pérez Valencia -sirviendo como párroco en Punitaqui- y Ariel Robledo Díaz -actual párroco en “Nuestra Señora de Lourdes”- en el centro de La Serena.
El P. José emocionó a los presentes al recitar un sentido poema autobiográfico, donde relató con sencillez y gratitud el largo camino que lo llevó al sacerdocio, desde su infancia en una familia profundamente católica, sus juegos de niño simulando la misa, hasta su ordenación, en la que pudo bendecir a sus padres. Por su parte, el P. Jijo recordó cómo, proveniente de una familia católica en la India, enfrentó el desafío de venir a Chile sin conocer el idioma ni la cultura, pero encontró una comunidad acogedora que fortaleció su vocación. Finalmente, el P. Ariel rememoró con cariño al Padre Cupertino Cortés, quien lo guio desde pequeño como acólito y reconoció tempranamente su llamado al sacerdocio, pidiendo a su familia que lo acompañara y apoyara en este camino.
Al finalizar esta significativa jornada jubilar, los sacerdotes renovaron con alegría y esperanza su servicio al Señor y a su pueblo, inspirados por el testimonio de sus hermanos en el ministerio y por la intercesión maternal de la Virgen de Andacollo.
Este encuentro fraterno, marcado por la oración y el compartir de experiencias, recordó a cada uno la grandeza de su vocación y la necesidad de caminar siempre unidos, animados por el amor del Sagrado Corazón de Jesús.