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Remigio Aguilera: “Siempre tuvimos la esperanza que nos iban a rescatar, que saldríamos de la mina San Andrés fuera como fuera”

16 marzo, 2018

Tras encontrarse atrapado dentro del yacimiento, junto a otros dos trabajadores, fue liberado del cerro en la madrugada del Domingo de Ramos de 1999. Actualmente, esta mina se encuentra clausurada. Este accidente sirvió como precedente para la planificación del rescate de “Los 33”.

Remigio Aguilera desde los 12 años su vida está  dedicada a la minería. Dice que este oficio lo lleva en la sangre, debido a que su padre también lo ejerció. Incluso, llegaron a trabajar juntos. La mina San Andrés fue una de esas ocasiones. Aquella tarde del 22 de marzo de 1999 podría haber sido la última vez, cuando las instalaciones de la mina cedieron y provocaron el colapso de sus instalaciones. El padre alcanzó a salir, sin embargo, el hijo quedó atrapado en la situación límite, junto con Arturo Herrera y Ermo Rojas, con quienes pudo sobrevivir gracias a una manguera que permitió abastecerlos de alimento, durante los seis días que duró el rescate. Como si de un milagro de Semana Santa se tratara, fueron rescatados para el Domingo de Ramos de ese año, conmocionando, no solamente a Andacollo y a la Región, sino que también al país y al mundo entero.

Aguilera siempre dice que le fue difícil volver a la minería, que, incluso, probó un tiempo en la construcción, pero no aguantó. Trabajar bajo tierra siempre ha sido lo suyo. De esta forma, ya al mes del accidente estaba bajando a sus profundidades nuevamente. Esta vez, en otra mina y por otra compañía.

“El Recuerdo Siempre Estará, Aunque no lo Quiera”

Remigio Aguilera dice que, para poder seguir viviendo como minero,  ha tenido que luchar contra su mente, estos 18 años, debido a que las imágenes de aquel lejano lunes, todavía penan en su mente: “cuando uno baja, nuevamente, a una mina se le vienen los recuerdos. Da recelo bajar, pero son cosas del momento. Uno tiene el miedo de que vuelva a pasar lo mismo. Sin embargo, a uno como minero se le pasa rápido, se le olvida, puesto que no quiere alejarse. Eso me pasó a mí, ya que siempre he sido minero”.

Aún así, señala que es inevitable volver a recordar esos difíciles momentos, los cuales siguen vivos hasta hoy: “recuerdo que ese día se desprendieron los marcos de madera del dique máquina y empezó a bajar el cerro.  Quedó como si nunca hubiese habido mina. Quedamos atrapados a 57 metros de profundidad. Un compañero de nosotros estaba a cinco minutos de salir cuando la mina se asentó y quedó dentro de la jaula. Eso lo protegió”. Posteriormente, indica que una luz de esperanza se abrió, entre toda la catástrofe, cuando pudo encontrar la herramienta que los ayudó a resistir en las entrañas de cerro: “cuando paró un poco el tema, yo pude rescatar una manguera de dos pulgadas. Nos salvó la vida, porque, más adelante, por ella nos mandaban alimentos líquidos y pudimos resistir hasta que se concretara el rescate”.

El Día de Rescate

Aguilera manifiesta que los equipos de rescate, compuestos por mineros y bomberos, tuvieron que reconstruir la mina para poder devolverlos a tierra. Recuerda que él fue el primero en salir, un Domingo de Ramos a las 7 de la mañana y que ese mismo día el destino podría haberle jugado nuevamente una mala pasada, esta vez con su padre: “Gracias a Dios y a la Virgen, nunca perdimos la esperanza. No sabíamos que un compañero nuestro era enfermo de los nervios y dentro de la mina, se le inflamó el estómago. Tuvimos que apoyarlo, convencerlo de que, fuera como fuera, íbamos a salir. Nosotros podíamos escuchar a los trabajadores, escuchábamos cuando decían que estaba difícil sacarnos, pero nosotros seguíamos esperanzados, puesto que todos quienes participaron de las cuadrillas eran habilidosos mineros y bomberos con una gran voluntad. Trabajaron día y noche para auxiliarnos. Ya afuera, a minutos de acabada la maniobra de salvataje, mi papá bajó con un compañero a buscar algunas máquinas y el cerro se volvió a caer. Si se demoraban cinco minutos más, quedaban atrapados ellos”. Tras ese duro momento, Aguilera indica que estuvo un mes lejos de la minería, pero sin poder olvidar lo que había vivido. Aún así, que no pudo contra su amor al oficio y volvió a trabajar, esta vez en minera Los Pelambres: “Al principio, fue como volver a lo mismo. Me acordaba pero no sentía miedo. Después, se me pasó”.

Finalmente, agradece a todos quienes participaron en el rescate, fuera de forma pública y anónima, agregando que, todavía queda una deuda pendiente con todos quiénes han pasado lo mismo que ellos. Dice que falta más reconocimiento de estas experiencias, para que sean conocidas por todos: “Son historias que han pasado y esperamos que no ocurran más. Yo creo que se podría poner una placa en Andacollo, un recordatorio. Algo similar se podría hacer para rememorar el caso de los mineros atrapados en la Flor de Té, ocurrido en 1964. Eso lo veo más factible que poner un monolito en el sitio donde estaba San Andrés, pero habría que hablar con los dueños del terreno. No sabemos cómo podrían reaccionar”.

Aniversario se conmemorará durante el Domingo de Ramos

Cabe destacar que, durante la celebración del Domingo de Ramos, el próximo 25 de marzo, el padre Adam Bartyzol párroco de Andacollo, recordará  la conmemoración del décimo octavo aniversario de la tragedia de la mina San Andrés. A dicho homenaje asistirá no solamente Remigio Aguilera, sino que, además, los otros dos valientes sobrevivientes: Arturo Herrera y Ermo Rojas .

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