Desde 2003, el pequeño minero Alejandro Monreal realiza visitas guiadas a su trapiche, en el que muestra a los visitantes el proceso de extracción artesanal del oro, actividad que forma parte del patrimonio de nuestra comuna y que busca preservar y difundir.
Alejandro Monreal es dueño de la planta de molienda de mineral El Salitre que data del año 1939. Éste es un lugar con historia, pues allí se realiza el proceso de molienda y amalgamación del oro. Desde el año 2003, viendo la necesidad de dar a conocer la tradición artesanal del oro, Alejandro se une a un proyecto de Guías Turísticos impulsado por Sernatur y el municipio y facilita estos trapiches como circuito minero y desde entonces el lugar es visitado por delegaciones de adultos mayores, estudiantes, turistas y andacollinos interesados en conocer el proceso de molienda del oro.
Hoy es uno de los atractivos turísticos de la comuna gracias al deseo de su dueño de que la tradición artesanal minera perdure y sea conocida por quienes visitan Andacollo.
Alejandro explica que “el trabajo que nosotros realizamos acá, de extracción del oro, es algo muy significativo, porque es parte de nuestra forma de vida. La gente piensa que acá solamente hay actividades religiosas, pero acá nosotros vivimos de la minería. Ha tenido mucha aceptación el que la gente vea cómo sacan el oro y cómo recuperarlo”.
Además, Monreal asegura que las visitas guiadas han permitido que los turistas conozcan cuál es la situación real de los pequeños mineros del oro en Andacollo, que tienen dificultades, debido al agotamiento de recursos y los pocos lugares para trabajar, pero afirma que “Andacollo nunca va a morir, porque la minería es lo que tenemos”.
APRENDER DE UN MODO DE VIDA
En cada visita se muestran cada uno de los pasos que se deben seguir para extraer y obtener oro, partiendo por los ensayes (determinar la proporción de mineral útil en el material extraído), el cateo (investigar si la tierra tiene minerales sólo con observación sencilla) y la extracción con pala. Luego, ingresan al trapiche para poder trabajar con el mineral y poder conseguir una pepita de oro.
Esta experiencia, que forma parte del trabajo cotidiano de los pequeños mineros andacollinos, es la que Alejandro busca compartir con los turistas, pues como señala, “cuando uno va a otro lado, quiere aprender de la gente, no sólo disfrutar, sino que aprender de la vida de los demás. Acá les mostramos algo que forma parte de nuestra forma de vida”, forma de vida que es centenaria y no ha cambiado mucho con el paso del tiempo, destaca Monreal.
ATENCIÓN PERSONALIZADA Y DEDICACIÓN
Alejandro recibe y atiende a los turistas en su trapiche en horario continuado, todos los días y el aporte es voluntario y comenta que “dar a conocer nuestro trabajo es una forma de ganarnos la vida, pero también es innovador. El turismo minero es participativo, porque las personas pueden interactuar. Lo reconfortante es mostrar un poco de nuestra vida y el reconocimiento de las personas, sobre todo quienes vienen de afuera, que quedan maravillados y asombrados con esto. Les gusta mucho, porque pueden sentirse partícipes, cuando se ponen el casco, entran al trapiche y extraen la pepita de oro”.