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Andacollo celebró 118 años de la presencia de la Congregación Claretiana

16 marzo, 2018

Con este nombre se conoce popularmente a los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María. Actualmente, se encuentran presentes en 63 países del Mundo.

Este año se celebran 118 años de la llegada oficial, al Santuario de Andacollo, de los primeros seis misioneros de la Congregación Claretiana, quienes han tenido un papel fundamental, desde aquel 14 de marzo de 1900 hasta hoy en día, en la educación, evangelización, artes musicales, trabajo pastoral, resguardo del patrimonio vivo religioso y protección a la Sagrada Imagen de la Virgen del Rosario de Andacollo.

La llegada de esta orden religiosa y sus valiosos aportes se produjo gracias a que, durante una visita a Roma en 1899, el Obispo Fontecilla solicitó colaboración al Superior General de los Claretianos para poner un grupo de religiosos en la Congregación en Andacollo.

Una larga vida dedicada a misionar.
La Congregación de Misioneros Claretianos del Sagrado Corazón de María fue fundada en España, por el Obispo Antonio María Claret, en 1850. En 1870, llegan a Chile y se instalan en la Diócesis de La Serena, siendo obispo Monseñor José Manuel Orrego. Ellos se unen al trabajo pastoral en una extensa área, que comprendía desde Paposo, en el Norte Grande, hasta el Valle de Choapa, cerca de la Zona Central.

Los Misioneros cumplen un rol importante, ya que recorren las zonas distantes y dan un gran impulso a las tareas apostólicas, llevando la palabra de Dios, imponiendo los sacramentos y el catecismo a las familias que se encontraban aisladas de los nacientes núcleos urbanos. Poco a poco, los claretianos fueron ocupando espacios y establecieron casas misionales en la Diócesis: a la primera, construida en La Serena (1873), se le sumaron, posteriormente, Andacollo (1900), Coquimbo (1903) y Ovalle (1907).

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