Rosa Palleres, conocida por todos como la “Rosita” comenzó su trabajo social en el año 2011, cuando se unieron varias personas para dar vida a la “Agrupación Andacollo Fuerza y Esperanza” de la cual es presidenta.
Actualmente, esta organización cuenta con 20 puntos de faenas mineras encabezadas por sus socios en el sector Las Loas, pero considerando que trabajan junto a sus familias hay un estimativo de 60 personas a quienes representa la señora Rosita, y por quienes lucha día a día.
Una buena noticia que acaban de recibir es que próximamente, van a firmar una nueva renovación de contratos de arriendo para los años 2018- 2019, además de incorporar otros puntos de trabajo para la agrupación. Por eso agradece la unión de las voluntades privadas y públicas que hacen posible que su gente o “sus niños” como los llama puedan seguir en “Las Loas” luchando día a día por el sustento para sus familias.
De sus años de dirigencia nos comenta que en un principio le costó entrar al área minera que es predominada por hombres “quiero mucho a mis niños, como los llamo, desde el más antiguo al más reciente, los estimo mucho a cada uno de ellos y los conozco.
De repente he tenido lágrimas no es fácil entrar cuando hay un machismo dentro de la organización, pero me aprendieron a querer, a valorar y lo veo en el apoyo que tengo de ellos. Me han hecho crecer como persona y he aprendido que esto de la minería es un conjunto de cosas, en la parte humana, en la naturaleza, en la parte productiva. Son tantas cosas, son tantas almas que uno empieza a querer y así se unen en una cadena y se fortalece en beneficio de ellos”, concluyó Rosita.
En paralelo a su rol de dirigente de “Andacollo, Fuerza y Esperanza” la señora Rosa trabaja en la mina con su esposo, él es quien enseñó a dar sus primeros pasos en el rubro y aprender de metales. Este oficio los ha unido y fortalecido como matrimonio y su espíritu de superación la ha llevado a aprovechar cada oportunidad de capacitación en diferentes aspectos del sector minero.
Finalmente, reflexiona que “estar acá palmo a palmo con la naturaleza, es algo que no se olvida, por eso entiendo a los mineros cuando trabajan en el fondo oscuro de la mina, cuando se nos llenan las minas de agua y sufrimos por ello.
Entonces son tantas cosas y experiencias que uno no se las saca de la mente tan fácilmente”. Sin duda, estas instancias vividas en primera persona son las que le han permitido tener la cercanía acogedora con los mineros y cada una de sus familias, impregnando con ese sello su dirigencia a través de los años.